GENERACIÓN DECAPITADA
La Generación Decapitada fue una agrupación literaria, formada por cuatro poetas jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX.
Dos guayaquileños, Medardo Ángel Silva y Ernesto Noboa y Caamaño y dos quiteños, Arturo Borja y Humberto Fierro, fueron los precursores del modernismo en el Ecuador. Estos cuatro escritores estuvieron muy influidos por el movimiento modernista de Rubén Darío y la poesía romántica francesa del siglo XIX. Todos leyeron en su lengua original a emblemáticos bardos franceses como: Charles Baudelaire, Víctor Hugo, Arthur Rimbaud y Paul Verlaine.
A esta generación se la denominó "decapitada" por el hecho de que todos estos poetas murieron muy jóvenes, Silva (21), Borja (20), Fierro (39), Noboa (38) y tres de ellos se suicidaron. Cabe destacar el hecho de que aunque ellos se conocieron en vida e incluso se dedicaron poemas mutuamente, nunca se reunieron para crear propiamente una agrupación literaria.
El término "generación decapitada" nació a mediados del siglo XX, cuando algunos periodistas e historiadores ecuatorianos decidieron nombrarla al notar similitudes poéticas entre estos autores. Muchos de los hermosos poemas de Angel Silva podemos escucharlos en forma de música del más ilustre cantante ecuatoriano Julio Jaramillo, tales como El alma en los labios. Dejando así claro su estilo de poesía depresiva, melancólica llena de hermosos versos de amor, con invocaciones a la muerte en forma de musa inspiradora quien se los llevaría muy jóvenes.
Medardo Angel Silva,
máximo representante
del modernismo guayaquileño.
EL ALMA EN LOS LABIOS
Para mi amada
Cuando de nuestro amor la llama apasionada
dentro tu pecho amante contemples extinguida,
ya que sólo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes me arrancaré la vida.Porque mi pensamiento, lleno de este cariño
que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
Lejos de tus pupilas es triste como un niño
que se duerme soñando en tu acento de arrullo.
Para envolverte en besos quisiera ser el viento
y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
y así poder estar más cerca de tu boca.
Vivo de tu palabra, y eternamente espero
llamarte mía, como quien espera un tesoro.
lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.
Perdona que no tenga palabras con que pueda
decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, amada, y en tus manos de seda
dejar mi palpitante corazón que te adora!
WEBGRAFÍA:
Cecilia Carchi. La generación decapitada. Recuperado de http://lenguayliteratura30.blogspot.com/2010/09/la-generacion-decapitada.html. Extraído el 27 de agosto del 2018.